/por Frida Téllez/
Desde el génesis de nuestra existencia, los seres humanos nos sumergimos en un despertar creativo, de ilusiones, creencias y esperanzas. Con las que intentamos explicar los más grandes enigmas del universo, a través de prácticas espirituales, a la intervención de seres imaginables, en una lucha constante de saberes y sentimientos que hemos llamado Magia.
Un día de tantos, mi existencia se vió envuelta en un halo de misticismo.
Decidí tener una perspectiva más profunda sobre mi vida a través del tarot. Dispuesta a descubrir detalles sobre mi futuro, me di cita con una experta tarotista para hacer las típicas preguntas sobre mi destino. En un pequeño lugar cerca de la iglesia de los Remedios, entre hierbas, y antigüedades, Luz una mujer mayor de aproximadamente 80 años puso un tajo de cartas sobre la mesa, nos sentamos frente a frente. Comenzó un ritual, mientras encendía un par de velas, recitaba algo en voz casi inaudible, su mirada me perseguía y analizaba, me pidió que tomará la baraja y empezará a revolverlas poco a poco. Con entusiasmo comencé a hacer lo que me pedía. La baraja de tarot se conforma de 78 cartas, cada una tiene un significado único, 22 son arcanos mayores y los restantes arcanos menores, me salió el Sol (la carta de la luz y la fecundidad), la muerte (que representa cambios y cierre de ciclos) y otras más que no recuerdo pero que en conjunto formaron un
Después pasó a acomodar las cartas desplegando una por una sobre la mesa, para mi sorpresa la señora Luz comenzó a decir detalles muy precisos sobre mi vida, (que si tenía dos hermanos, que si debía tomar una decisión importante sobre mi futuro, etc.) sin duda quedé impresionada cuando me dijo que tenía una especie de don psíquico, en fin, entre tantas preguntas encontré respuestas precisas y sabias.
Pero de aquel día me quedo con una experiencia increíble en donde experimenté algo parecido a la magia, siempre recordaré los aromas de palo santo y velas de miel, pero sin duda lo que nunca olvidaré será la sabiduría de la señora Luz, de conocimientos ancestrales que aprendió de su madre y su madre de su abuela, su experiencia se ve reflejada en su manejo de las cartas y en su forma de explicar cada detalle, cada símbolo y significado de los arcanos. Noté en sus ojos que la magia existe porque ella misma la crea, porque en cada lectura de cartas entrega un poco de sabiduría y consuelo envuelto en misticismo.
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