ArbotantesLego ergo sum

Witz

/ por Rodrigo Lichtle/

 
 

Varios de los poetas, escritores y artistas románticos tuvieron un sueño: alcanzar un género que no fuera ni prosa ni poesía, sino una mezcla de ambos; lo que ahora podríamos llamar El género, que en su propia definición fuera sublime porque resulta la combinación de las dos formas más populares de la escritura. No se quedaron sólo en esto, sino que sus ideas unificadoras llegaban hasta el punto de buscar una literatura mundial; una homogeneización donde todo el mundo colaborará para formar el género perfecto.

   Ha habido, desde ese momento, varios intentos para poder lograr esta homogeneización, pero nunca para formar lo que los artistas románticos soñaron. Empero, es justamente una de las primeras manifestaciones de la literatura, uno de los géneros, que pudo alcanzar cierta combinación: la epopeya. Una narración en la cual lo fónico posee cierto protagonismo pero, al mismo tiempo, otorga importancia a la historia, al simbolismo y a la forma en la que está construida.

   No dudaría que los románticos tuvieran, aunque sea en sus mentes, este género que había dominado a Europa. Sin embargo, el periodo en el que vivieron los románticos es también a considerar. El nacionalismo, junto con los ideales románticos, no sólo les hacía resaltar aquello que los diferenciaba de los demás, como pasa con el rescate de la cultura germánica por Goethe o el discurso nacionalista de Leopardi; sino que existía el sueño, como aparentemente en todas las épocas de alcanzar un mundo unido, una cultura universal, una unión con toda la humanidad.

   Pero en la actualidad no funciona considerar la epopeya puesto que las últimas manifestaciones de este género se vieron durante el periodo colonial, si no es que ha habido uno que otro caso en adelante. También podría uno pensar en la poesía en prosa pero, al menos en lo personal, es uno de los géneros más ambiguos al momento de clasificarlos. Por otro lado, existen las novelas que toman peso a elementos sonoros, repeticiones, simbolismo y que, al final, terminan siendo prosas poetizadas. Me parece que El género, La literatura universal y esos sueños que llegaron a tener los románticos son sólo eso, un sueño. Al menos todavía en un mundo fragmentado por religiones, fronteras (y muros), naciones y “razas”.

   Con esta última palabra no puedo evitar pensar en Vasconcelos. Él pensó que en Hispanoamérica el destino era la mezcla de las razas para crear La raza cósmica; también  pensó que estábamos destinados a crear un nuevo género, aquel que combinara todos los demás. Así que siempre ha sido un sueño. El deseo de poder alcanzar algo que es básicamente inalcanzable. Un género que se acercaría al Uno, a la perfección.

   Es difícil pensar que ese “género” es en verdad alcanzable. No ha habido casos ni ejemplos, y sigue siendo un sueño, aparte de que nuestro mundo cada vez tiende más a la especialización. El Witz, o poder hacer relaciones donde aparentemente no las hay, era necesario para los románticos pero, a su vez, era algo en parte bastante imaginativo. Desearía poder ver una buena combinación de géneros, una verdadera mezcla de poesía, prosa, epopeya, teatro, ensayo; de todos. Desearía poder leer algo así, pero no creo disfrutar la formación de La literatura ni de El género como únicos.

 

 

 

*Caspar David Friederich. Mondaufgang am Meer, 1822. Foto tomada de internet. Todos los créditos correspondientes a la imagen que encabeza el texto.

 

 

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