ArbotantesHelarte de vivir

Los malos

/ por Beatricia Braque/

 
 

Cada vez que leo en alguna publicación chafa “¿Y tú qué querías ser cuando eras niño?” me siento muy orgullosa de mi elección de aquel entonces. Recuerdo a los niños de mi edad diciendo cosas como policía, astronauta, princesa, futbolista, cantante, actriz y otras cosas bien mainstream . Alguno que otro perdido decía que maestro (normalmente éstos eran los que no podían todavía amarrarse bien las agujetas). Alguno que otro más se aventuraba a profesiones un poco más cool : entrenador de ballenas, científico o inventor, ingeniero de caminos espaciales en Marte. Claro que cuando me preguntaban me inventaba algo parecido para no confesarle la verdad a cualquiera. Yo sabía lo que quería y por alguna extraña razón sabía también que no era prudente andarlo diciendo por ahí: yo quería ser villana.

   Dentro de mi comprensión de lo que era un villano a esa edad recuerdo que entendía más o menos lo que era tener una carrera criminal (por caricaturas como Batman) y solía identificarme siempre con “los malos”, con aquellos que por simple gusto decidían ignorar las reglas, con aquellos que utilizaban su inteligencia para salirse con la suya, con los listillos pues.

   Recuerdo que en el kínder una maestra hizo al grupo esta choteadísima pregunta y que yo respondí: Quiero ser adúltera. En mi cabeza de niña confundí adúltera con adulta. No sé de dónde pude haber sacado esa palabra; supongo que de la tele. En fin, la maestra se rió y me corrigió: Adulta, no adúltera. No sé por qué desde esa edad comenzaron a limitarme, pero bueno.

   Villana. Algunos de mis villanos favoritos eran El Guasón, Dos Caras, y por supuesto Gatúbela. Lo de Gatúbela quizá se debía a que tenía una figura de acción de ella que me parecía de lo más sexy. Para ser una figurita de acción estaba bastante bien proporcionada, pero me estoy desviando del punto. Villana. Quizá aún más que Gatúbela me gustaba la madrastra de Blancanieves: elegantísima narcisista con objetivos claros. “Espejito, espejito”. Aunque ese espejito a mis ojos estaba equivocadísimo: ¿Cómo comparar a la sonsa de Blancanieves, que se la pasa cantando y siendo estúpida, a su madrastra guapísima, decidida, intrépida, audaz, INTELIGENTE? Yo sí le venía entregando mi corazón en un cofre. También me gustaba Lola Bunny #EsoQue.

   Villana. Los villanos hacen lo que les viene en gana e intentan a toda costa escapar de las consecuencias. Ahora que lo pienso, creo que esto es lo más cercano a lo que yo concibo como libertad real. All fun, no consecuence . Es al eludir las consecuencias que uno puede elegir sin reparos lo que realmente desea en lo más profundo de su negro corazón. Al elegir sin pudor lo que deseamos inmediatamente nos detiene la idea del castigo: “Ah bueno entonces pues mejor no hago lo que quiero porque al final me va a ir mal. No me aviento ese tiro”. Los villanos no tienen este freno de mano con el que todos manejamos por la vida. Pues sí: me podría ir mal al hacer lo que deseo, si me cachan, si me alcanzan, si me dejo. Ahora que también lo pienso, quizá escribir es mi manera de ser villana. De decir lo que me venga en gana sin enfrentarme a ningún tipo de consecuencia gracias a esa armadura infalible llamada ficción.

 

FB: Beatricia Braque

Twitter: @beatricista

 

 

 

*Foto tomada de internet. Todos los créditos correspondientes a la imagen que encabeza el texto.

 

 

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