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La ilusión de sentir

/ por Rodrigo Lichtle/

 

De cierta forma, el amor es uno de los sentimientos más relevantes en el arte. Para muchas personas, el amor parece algo irracional e incontrolable, y aunque se le pueda dar una definición científica a través de reacciones químicas, eso parece demasiado alejado a la realidad. Para la mayoría es lo personal y lo empírico lo que permite crearse una idea de él.

Podríamos todos soñar con una pareja perfecta. Podemos ver varios ejemplos en películas, series, y varias formas de arte; ver el amor perfecto y pensar que nosotros lo alcanzaremos. Probablemente sí exista, pero en general parece más una ilusión que una realidad.

Nuestra experiencia y forma de pensar o sentir están construidas por ideas que nosotros realmente no escogemos. Uno podría describir a ciertas instituciones (la familia o la escuela) que se encargan de formar estas ideas en nosotros, formas y maneras de comportarnos en mentalidades que debemos tener y seguir. Entre estas ideologías se encuentra una que permite la reproducción de la familia: el amor perfecto. Si tenemos como misión encontrar a alguien que es perfecto para nosotros, casarnos, tener hijos y morir, entonces mantendremos el ciclo. Crecemos en un ambiente común y que es identificable en toda forma de arte; se puede ver sencillamente en películas, series, cortometrajes y algunas pinturas que retratan de alguna manera la familia. Asimismo, novelas románticas pueden no reafirmar el ideal de la familia, pero si el del amor ideático. El ideal no sólo es entendido empíricamente, sino que también en la representación de este. Regularmente nuestra familia está compuesta de un padre y una madre, y mientras crecemos vemos esta composición como la única manera de formar una familia. Asimismo, el arte y la cultura reafirman esa suposición, imponiéndolas y haciéndola una ideología dominante. Aunque esto no impide que también lleguen a criticar esta construcción.

Digamos que el ideal y su constante repetición no son un problema. Si tenemos la idea y es funcional, manteniéndonos felices en una sociedad ordenada, entonces no tendría por qué cambiar. Sin embargo, no es perfecto ni puede verse tan sencillo como un ciclo de formación de familias. Las ideologías también permiten el encubrimiento de problemas; en el caso de la familia serían la violencia, la asignación de roles por género, la falta de aceptación a otras formas de familia, entre otros. Si mantenemos la misma misión, qué impide que terminemos en una relación no saludable, ya que debemos encontrar a alguien (aparentemente ya lo hicimos) y tenemos que casarnos para mantener ese ciclo y cumplir el ideal.

A través de un sentimiento, del amor, creamos una ilusión en la que el querer no es lo más importante. El sentimiento de amar y de atracción funciona como parte del ideal, una ilusión para cumplirlo. Sin embargo, estas ideologías no sólo permiten la reproducción de un ciclo prácticamente sistemático que mantiene una forma de vida; sino que funcionan como esas máscaras que ocultan problemas como los ya mencionados. Para aclararlo, otro conflicto es el machismo, que se encuentra enmascarado por la educación, la urbanidad y los buenos modales. Al mostrarnos formas de actuar socialmente, también se crea una distinción de género, edad e incluso social, que uno debe seguir. Junto con esto, en muchas de las reglas de urbanidad la mujer tiene que actuar de una forma subordinada y sumisa. A través de reglas sociales, los individuos de un grupo son capaces de regularse superficialmente con la misión de lograr ciertos objetivos y cumplir con ideales sin importar la forma en la que se alcancen. Esto mismo se ve en la familia. Si tenemos que enamorarnos para encontrar a alguien con quien casarnos y formar ese ideal, existe la posibilidad de terminar con alguien que ni siquiera amemos realmente o en una relación tóxica.

De esta manera, si uno cree en el amor ideático acabará pensando que la manera de continuar con el ciclo es más importante que nosotros. Esto se debe a que cumplir con el ideal, mantenerlo, es el objetivo. Formar una familia en base a ese amor ideático es lo que uno tiene que alcanzar y se deja de lado lo que éste no busca, o lo que hace a uno feliz. Lo que la sociedad desea pasa a ser superior y el modelo a seguir. Nosotros mismos encontramos una manera para que el ideal se regule solo y se reproduzca constantemente.

Existen varias formas de controlar a la sociedad, obviamente existe la policía, el gobierno, las leyes. Sin embargo, nosotros mismos encontramos una manera para que se regule sola y se repita continuamente. Una manera en la que los ideales se reproducen a través de las instituciones sociales y por la sociedad. El mayor de los problemas se encuentra cuando uno pasa a ser solamente la formación y representación de estos ideales (que son imposible lograrlos perfectamente), sin darnos cuenta de ello. Cuando pasamos a intentar alcanzar esos objetivos ideológicos sin importar la manera o la forma en la que los alcancemos.
 
 

*Foto tomada de internet. Todos los créditos correspondientes a la imagen que encabeza el texto.

 
 

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