El heraldo de la lechuza

La multiculpabilidad en la pederastia

/ por Sofía León/

 

En los últimos días, un grupo de hacktivistas llamado Anonymus publicó una lista de figuras públicas involucradas en redes de pederastia. De manera paralela, Netflix lanzó una nuevo documental llamada Jeffrey Epstein: Asquerosamente Rico, la cual se trata de un financiero estadounidense que nace en Brooklyn, Nueva York, y es declarado muerto por suicidio el 10 de agosto del 2019. Era conocido como un depredador sexual y por sus nexos con integrantes de un selecto grupo de la política, la farándula y la industria.

 

          La serie se basa en entrevistas realizadas a las víctimas, quienes narran sus terribles experiencias cuando la mayoría eran menores de edad. También incluye testimonios de colaboradores cercanos que niegan haberse beneficiado de las prácticas ilícitas que Epstein realizaba en sus diversas propiedades, que comprenden desde su gran mansión en Nueva York hasta un amplio departamento en París.También se mencionan nombres de celebridades que estuvieron involucradas con el magnate de manera privada o a modo de negocios, como es el caso de Bill Clinton, expresidente de los Estados Unidos; el Príncipe Andrés de Inglaterra, Duque de York; el actor Kevin Spacey, entre otros.

 

          A lo largo de los cuatro capítulos no solo se discute el catálogo de personas influyentes con las que estuvo involucrado, sino que también exploran las situaciones que incitan al aumento de víctimas de esta índole, tales como la aspiración a mejores condiciones de vida y a poder entrar en círculos sociales exclusivos; así como el miedo apabullante ante una persona con enormes vínculos de poder, el morbo y tabú que la sociedad impone ante la sexualidad, el cuestionamiento sobre la comunicación entre padres e hijos y la pobreza existente tanto en países en desarrollo como en los altamente industrializados.

 

          Ante estos factores, que pueden impulsar la pederastia, también tenemos a los medios de comunicación, que por años han dictado el prototipo del éxito económico, el ejemplo que debemos seguir: dinero = éxito. Cabe destacar que las mujeres perjudicadas muestran comunes denominadores, como familias gravemente disfuncionales, limitaciones económicas y marginación social, los cuales representan un impulso para estos perpetradores.

 

          Algo que se comenta en el documental es precisamente la impresión que causaba en las víctimas el hecho de que el millonario viviera en una de las zonas más exclusivas de Florida y que tuviera tanto poder gracias a las amistades que ostentaba, lo cual provocaba miedo. Además contaba con una importante colaboradora llamada Ghislaine Maxwell, miembro del jet set británico, quien las amedrentaba para evitar denunciarlo ante la policía.

 

          Por otra parte, aunque hoy en día se exige un trato más digno hacia las mujeres, el tema de la sexualidad femenina sigue siendo tremendamente controversial y discutido de una manera retrógrada que no está a la par de lo que se esperaría de una comunidad que promueve valores de igualdad y equidad de género. De hecho, cuando se dio a conocer el tema del abuso sexual a menores, las afectadas fueron tildadas inmediatamente como prostitutas; tal fue el caso de Virginia Roberts, la mujer que acusó al príncipe Andrés de haber abusado sexualmente de ella.

 

          Cuando se unen los factores económicos, la disfuncionalidad de las familias, la incongruencia en la promoción de valores occidentales, la corrupción, las aspiraciones a salir de la marginación, entre otras cosas, se forja un contexto ideal para que se den los actos de agresión sexual, especialmente cuando implican a menores de edad. No se puede hablar de que estas situaciones sean exclusivas de países catalogados como “desarrollados”, puesto que en México salió el caso de Jean Succar Kuri, apoyado por personalidades en el ámbito político y empresarial. De esta manera, no podemos hablar de un solo culpable en esta ecuación, ya que todos pueden ser partícipes en este crimen.

 

          Estudios realizados en diversas partes del mundo, como  la Universidad de Barcelona (España) y la Benemérita Universidad de Puebla (México), han hecho comparaciones entre estos casos en particular y han llegado a una misma conclusión: la cercanía o lejanía de la víctima con su núcleo familiar puede ser determinante en el éxito o fracaso en la prevención y aquel vínculo está estrechamente ligado a la comunicación. También se observó que las mujeres victimizadas de clase media-baja son una constante en esta acción ilícita. Cabe resaltar que muchos de los estudios se enfocan más en la personalidad de la víctima que en su entorno.

        

          Por otro lado, al momento de hablar de información, hay otro aliciente en esta mecánica: el papel de los líderes de opinión como promotores y detractores de dichas conductas, lo que genera incongruencias entre la promoción de la dignidad femenina y la etiqueta de prostituta para quienes se atreven a denunciar, provocando así una mayor marginación. Aunado al tema, la idea de una vida exitosa, sumada a una ausencia familiar y a situaciones económicas precarias, pueden ser un detonante oportuno para el victimario.

 

          Responsabilizar exclusivamente a aquel que perpetra la violación resulta erróneo, considerando que se ha demostrado que, detrás de cada caso, hay toda una cadena de patrones. La cuestión está en abrir los ojos y quitarnos las anteojeras para así observar cuál es la responsabilidad de cada uno y evitar que este hecho siga dándose en la sociedad.

 

 

 

 

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