El heraldo de la lechuza

Compro, me maquillo… Luego escribo

/por Sofía León/

Puff… Ha sido un día lleno de trabajo, prácticamente no ha habido momento de descanso. Después de una pandemia con sus altibajos y llena de incertidumbre, no puedo darme ningún lujo de rechazar trabajo, ofertas, etcétera. Sin embargo, a las 12:15 de la noche no creo que me vaya mal ver un video corto de YouTube… Sí, ¿por qué no?, no importa si mañana trabajo, no pretendo desvelarme demasiado. Al menos así lo pensé en un inicio.

 

Abro YouTube y me aparecen las 345,732,078 notificaciones que tengo… Bueno, creo que estoy exagerando un poquito, pero el caso es que encuentro que ªEl Escorpión Doradoª ha subido nuevo video, que ªLuisito Comunicaª da una nueva recomendación para viajar… Así uno y otro protagonista de esta inmensa red de publicaciones. 

 

Ya estoy a punto de cerrar la página cuando de repente veo un nuevo video de Rosy McMichael… ¿Y ella quién es?, se preguntarán muchos: Ella es una YouTuber que hace reseñas de maquillaje en español, con más de 5 millones de suscriptores y una gran aceptación en la comunidad hispana de Estados Unidos. Sus publicaciones reflejan una vida llena de belleza y sueños. En muchas ocasiones, sus reseñas se hacen a partir de maquillaje de alta gama. Una aspiración para muchos.

 

¿Cuál es el tema del video? Nada más y nada menos que una nueva paleta de sombras que ella saca en colaboración con una reconocida marca. La promoción dura más de una hora. Esperen… para este momento ya son las 12:30 de la noche… Mañana tengo que levantarme muy temprano… Bueno, voy a verlo por episodios, puedo observar una parte hoy y la otra mañana… Sí, eso voy a hacer. Comienzo a reproducirlo, McMichael empieza a relatar toda su travesía para llegar a esta colaboración y, cual niña que escucha un cuento de hadas, me sigo con la maravillosa historia que ella me relata. Imagino, me emociono, lloro, deseo… Todo eso mientras transcurre la 1:00 a.m. Para ese momento, contaba las horas para comprar la paleta de sombras, ya que la venta, tanto en línea como física, iba a empezar hasta el día siguiente.

 

Es curioso, antes de ver el video tenía mucho sueño y ahora… Estoy con el ojo abierto, pensando en adquirir el tan ansiado producto. Doy vueltas y vueltas en la cama; siempre he sido de la idea de ver físicamente las cosas antes de hacer la compra en línea; no obstante esta vez estoy en la tentación de hacerlo diferente… Prefiero verla en físico. 

 

Obvio no puedo dejar mi trabajo para ir y buscar la paleta, pero el terror empieza a apoderarse de mí cuando veo que en el sitio web el producto ya se encuentra agotado solamente a pocas horas de su lanzamiento. La siguiente noche resulta peor para mí. Morfeo no logra que caiga en sus brazos, porque no puedo quitarme de la cabeza el pensamiento de que no resurtan. Para eso de las 3:00 a.m. surge una idea: ¨hablaré a boutiques de maquillaje a ver si la tienen”. 

 

A primera hora, llamo y me dicen que sí la tienen, pero que me apresure, ya que hay fila en su establecimiento hasta de 4 horas. En el trayecto, una voz en mi interior me susurra: ªPsst… psst… ¿Ya pagaste el alquiler de la casa?, ¿ya liquidaste el gas y el agua?ª Es entonces cuando recurro a mi repertorio insaciable de pretextos para justificar por qué voy por la paleta y tal como Sofía en la novela de ¨Compro, Luego Existoª de Guadalupe Loaeza me creo un monólogo y busco en todas mis gavetas mentales todos mis sacrificios hechos y mis premios que debo recibir… ¡qué importa que las obligaciones no se cumplan!, eso se paga después… Pero esto… esto no puede esperar.

 

Cuando finalmente adquiero el premio mayor de la semana, el producto estrella de la temporada, la zanahoria que todo conejo (o, al menos, el mío) persigue, me dicen en la boutique que soy afortunada, porque ya están a punto de agotarse. Con esas palabras me sentí única, especial… Al menos por unos días.

 

Después de una semana, suena el teléfono de la boutique de cosméticos:

 

— Hola, buenas tardes…¿la paleta de Rosy?… Sí, claro que sí… pero venga pronto, porque tenemos fila para obtenerla y están a punto de acabarse… Quién sabe si vayan a resurtir… Ok, aquí la esperamos… Le apartamos una, si quiere… ¡Hasta pronto!

 

 

 

 

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