Condado

El silencio de las inocentes

/ por Flores, M. & González, F.  /

 

#qué #es #un #hashtag
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¿Cómo se usa un #hashtag?
Las etiquetas (escritas con el signo “#” antepuesto) se usan para indexar palabras clave
o temas en Twitter. Esta función es una invención de Twitter
y permite que los usuarios puedan seguir fácilmente los temas que les interesan.

 
Weinstein

Shakespeare enamorado, Gangs of New York, Kill Bill, Pulp Fiction, El paciente inglés son algunas de las películas del productor estadounidense Harvey Weinstein. Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Rose McGowan, Cara Delevigne, Asia Argento, Ashley Judd, Rosanna Arquette son solo algunas de las más de 60 mujeres que ya han denunciado algún tipo de acoso o abuso por parte de Weinstein.

     Esta noticia ha dejado una maraña de temas en la mesa. Sin duda, el primero es el acoso y abuso hacia las mujeres. Pero los temas que le siguen son difíciles de ordenar por importancia, pues parecieran igual de relevantes. Los acuerdos extrajudiciales del productor con al menos ocho mujeres para comprar sus silencios o el hecho de que después de los artículos en The New York Times, gente de Hollywood confirme que los acosos de Weinstein eran un secreto a voces. Habría que discutir la objetualización de las mujer en los ámbitos laborales y fuera de ellos, los abusos de poder (enfocándonos en victimarios hombres pero sin negar el acoso de mujeres a hombres o entre personas del mismo sexo) entre los jefes y empleadas, el miedo a las represalias al momento de emitir una denuncia…

Las palabras etiquetadas que cobran mucha popularidad suelen convertirse en Tendencias.

 
#MeToo

Esto comienza así: a partir de las acusaciones y de los testimonios sobre acoso y abuso por parte de Weinstein, la actriz Alyssa Milano reaccionó pidiendo a las mujeres de Twitter que respondieran a su tweet con ‘me too’ si habían sido acosadas o abusadas sexualmente.

La respuesta fue sorprendente. Las usuarias respondieron al tweet de Milano a través de diferentes plataformas sociales, dejando Twitter a un lado. La magnitud de este hashtag le dio sentido a un problema que se considera actual pero también ya es un tema viejo y para el que todavía no existen consecuencias severas o específicas.

Si publicas un Tweet con una etiqueta desde una cuenta pública, cualquier persona que realice una búsqueda de esa etiqueta puede encontrar tu Tweet.

     #MeToo rápidamente se volvió un movimiento al que se sumaron usuarias de varios países. Comenzó en Estados Unidos y poco a poco se fue esparciendo por el mundo. En América Latina las usuarias utilizaban #YoTambién para unirse al movimiento (y, a veces, compartir sus experiencias). Según la periodista Mónica Redondo, en México, el país con mayor índice de feminicidios en el mundo, este tipo de iniciativas ponen de relieve los problemas sociales en el país, como ha ocurrido en otras ocasiones con hashtags como #SiMeMatan.

Cuando pulsas o haces clic en una palabra etiquetada en cualquier mensaje,
se te mostrarán otros Tweets que incluyen la misma etiqueta

 
 En México

México cuenta con un total de 61 millones 474 mil 620 mujeres en su población. En otras palabras, esta cifra representa “más de la mitad de la población total (51.4%) con respecto a la población de hombres (48.6%)”, según el censo del INEGI en 2015. De este porcentaje femenino, el INEGI reportó que “el 66.1% de las mujeres han sufrido alguna vez en su vida agresiones de tipo sexual, física, laboral y emocional”. Este es el contexto bajo el que nosotras recibimos y nos sumamos a #MeToo.

     Las cifras no se vuelven más alentadoras, ya que sólo la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 reveló que dentro de una población de mujeres mayores a los 15 años, el 49% han experimentado violencia emocional y el 41.3% ha sido víctima de agresiones sexuales (Cruz). Y tal vez por eso para nosotras se ha vuelto común escuchar historias en donde amigas o conocidas dejan pasar agresiones porque se han normalizado a un punto en el que ignorarlas es la respuesta esperada: “solo me miró pero no me hizo nada más”, “solo me chifló, no me hizo nada”, “pero no me pasó nada”.

     La costumbre de normalizar este tipo de actos de acoso da paso a que la violencia sexual no cobre la importancia que merece. Todas estas acciones de acoso “menor”: chiflidos en la calle, “cumplidos” por parte de extraños, miradas lascivas, insinuaciones con connotaciones sexuales constituyen la capa más superficial de esta problemática. Los delitos sexuales se derivan de estas actitudes, tanto de victimarios como víctimas: sentir derecho sobre un cuerpo ajeno y creer que se debe ignorar o soportar eso, por ejemplo. Estos casos de abuso son mucho más comunes de lo que nos gustaría.

     Los resultados de un diagnóstico sexual llevado a cabo por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), muestran que, en promedio, solo 6 de cada 100 casos de agresiones sexuales en el país son denunciados,  y de estos ni la mitad llegan a juicio. Una de las razones fundamentales por las que las víctimas de delitos sexuales no denuncian es porque muchas veces terminan convirtiéndose en “sospechosas” o “culpables” de lo que les ocurre.

 
Las que cogen y las muertas

Pilar Sicilia @palabrafilica
Hay dos tipos de mujeres: las que cogen y las muertas.
20:03 – 24 sept. 2015
11 Comentarios   30 Retweets   70 Me Gusta

Al tratar de hablar sobre el acoso y el abuso sexual se debe trabajar con los datos que se tienen, con números y estadísticas, por lo cual el silencio de las víctimas evita ver la magnitud real del problema. Al no haber denuncias, los índices de estos delitos sexuales se perciben mucho más bajos de lo que en realidad son. La manera más eficiente de proporcionarle una solución a las víctimas es crear conciencia de que el primer paso es poder aceptarse como una.

     El silencio es sólo una de las consecuencias del abuso, normalmente atado al miedo y  la vergüenza, a veces acompañado de un sentimiento de inseguridad. Los efectos en la víctima van desde lo físico hasta lo psicológico, causando una readaptación total a su vida cotidiana. Esto lleva a la víctima a marcar un antes y un después en la manera en la que se  percibe a sí misma y a su entorno.

     Hay, en México y el mundo, millones de mujeres que experimentan situaciones de violencia en silencio, que aprenden a responder al acoso de manera casi instantánea porque se vuelve algo normal. Por eso el discurso que ha expuesto #MeToo es tan importante, ya que crea un espacio seguro y semi-público para que víctimas de delitos sexuales decidan si se reconocen o no, sin ningún tipo de represalias o presión. En muchos casos, este espacio fue la primera vez que las víctimas se reconocieron como tal, encontrando apoyo en un movimiento lleno de personas que comparten una experiencia. Ya hace un año, se hizo algo muy similar en donde usuarias compartían sus historias con el hashtag #MiPrimerAcoso iniciado por una activista colombiana con el mismo fin de visibilizar y romper el silencio.

Twitter > 24 oct. 2017 > 1.7 millones de tweets / 85 países
Facebook > 17 oct. 2017 > 12 millones de publicaciones / 4.7 millones de usuarios

 
Anotaciones[1]

 I.

¿Para qué se usan los hashtags? Para categorizar, etiquetar y encontrar algo específico en una fuente tan amplia como internet. ¿Para qué usamos #MeToo? Para visibilizar la cantidad de mujeres que han pasado por una situación así entre los contactos de la gente en Facebook, y así crear conciencia de que es una situación real y que tenemos que tomar acciones al respecto. Visibilizar: hacer visible artificialmente lo que no puede verse a simple vista. ¿No vemos? ¿o no queremos ver? Aunque me consideren parte de una “clase acomodada” o esté bajo un estereotipo de “chica tranquila o bien” no estoy alejada o ajena a actos violentos contra mi persona, dignidad y cuerpo. Se teje una red de sororidad en donde la víctima no está sola, todas estamos expuestas a este tipo de situaciones. El acoso callejero para muchas sucede todos los días: al regresar a casa, al tomar el transporte, al salir a caminar. Resulté ser una más. ¿Qué hago o que procede? ¿Por qué hacer esta pequeña denuncia a través de las redes? Mucho tiene que ver la protección que te ofrecen las redes sociales. Obviamente no es lo mismo decirle a tus papás o a un Ministerio Público que escribir algo y compartirlo. En muchos casos la víctima no denuncia la agresión por miedo o por vergüenza: autocensura. Siento que la gente no lo habla y realmente a todas nos ha pasado. #MeToo tuvo la intención de hacer ver la magnitud de un problema que no es exclusivo de un país, de un tipo de trabajo, de una clase social. Además, al usarlo, es una forma de reflexionar personalmente las situaciones que he vivido y que han sido normalizadas tanto para mí como por otras personas. Las víctimas son personas reales, aún cuando las leemos a través de una pantalla.

 II.

 Fácilmente pude haberlo ignorado. ¿Las redes sociales crean presión para exponernos en este tipo de situaciones? Normalmente me gusta solidarizarme con ese tipo de hashtags. ¿Las redes sociales crean empatía? A muchos nos dio una fuerza el ver que otra gente estaba como nosotros. Y probablemente ese haya sido el éxito del hashtag: que mujeres de diferentes clases sociales, de varios países, hablantes de diferentes lenguas se encontraban en esa misma situación, con una sola historia que compartir. Tenía una necesidad de expresar por algún medio algo de empatía y sororidad, combinado con desesperación y tristeza. ¿Cómo estaban? En silencio, escondidas, en negación. Sentí cierta presión de mi parte en no compartirlo, en no admitirlo. Al fin nombrarlo por su verdadero nombre: acoso, abuso. Estos temas no tendrían que estar forrados de culpa, horror, asco ni olvido sino de valentía a la máxima potencia tanto a la persona que comparte su historia como la persona que ensucia y se vuelve un testigo y comparte la responsabilidad con la sociedad de evitar tal acto. ¿Este tipo de respuestas se pueden ignorar? ¿Qué pasa con la gente que ha sufrido acoso o abuso pero tampoco pueden mencionarlo en redes? Respetamos a las que hablan y las que no. No se trata de culpabilizar a las que no hablan, al final es un asunto muy personal. Sin embargo, el hashtag comenzó con la propuesta de Alyssa Milano, actriz estadounidense… ¿cuál habría sido el impacto si hubiese sido creado por una mujer sin tanto alcance público? Ya se hizo y funcionó. 2016. #MiPrimerAcoso. Todas tenemos algo que añadir a esta discusión.

III.

Los medios tienen doble filo. Llevar la discusión sobre los delitos sexuales hacia las mujeres a los medios es cosa de cuidado, de llevarse con precaución, siempre es algo difícil de tratar. Pero sin duda hace que estos temas estén en el aire, que sean “más difíciles de ignorar”. El problema creo que viene cuando entes de los medios tratan de generalizar, imponer, exigir y asumen la perspectiva femenina que muchas veces no coincide ni con la mayoría de los casos. Y aunque los medios –digamos radio, televisión, periódico impreso y digital– hablen sobre el acoso o el abuso, muchas veces no hay consecuencias en el actuar de los escuchas o espectadores y se sigue con la señalización de la víctima, por ejemplo. Es difícil ver qué hay gente que aún piensa que aquel que sufre la agresión es el culpable. Al final, se visibiliza el problema, lo que siempre va a ser positivo, pero las instituciones no están diseñadas para trabajar con esos datos, esas historias y esas mujeres. ¿Qué hacemos con todo esto ahora?

IV.

Sobre la visibilización que se le intenta dar al acoso y el abuso en mujeres, es necesario que se tomen medidas al respecto –nos dijeron usuarias que utilizaron el hashtag de lo contrario sólo estás exhibiendo a las víctimas y normalizando la violencia. Exhibir: exponer una cosa públicamente de forma que pueda ser vista por un gran número de personas con detenimiento. ¿La autoexhibición sí está permitida? ¿Cómo recibimos estas declaraciones que aparecen en nuestro círculo de amigos? Está el morbo, la curiosidad, el interés sincero. ¿Cómo empezamos un diálogo entre nuestros contactos manteniendo respeto? ¿Cuál es la consecuencia de “autoexhibirse”? Abre el piso a comentarios negativos de gran parte de la sociedad: que solo estamos llamando la atención, que mentimos… Pero visibilizar es solo el primer paso para lograr un cambio, es posible que sea más fácil de tratar en el sentido que abre la oportunidad de hablar de esto. Empezamos a cuestionar acciones, situaciones y actitudes que la sociedad y nosotros ya tenemos normalizadas.

V.

Sin embargo a esta discusión le hacen falta elementos, aristas por explorar. Es importante crear y dar información a todos, no solo chicas sino también a los chicos. Necesitamos hablar de esto fuerte, claro y al momento de la agresión para evitar casos violentos y no solo utilizar estos foros de discusión después de los destrozos. Destrozo: desperfecto, rotura, daño muy grave. Al tener ya estos diálogos, el segundo paso sería empezar a protegernos entre nosotros, y eso incluye proteger a quien ha sufrido acoso sin exponerlas. ¿Qué falta? Que la gente reconozca y se responsabilice. Seguimos sin ver acusaciones directas, señalamientos, seguimos trabajando un poco desde la invisibilización del violador o violento. Y eso crea una especie de mal general, sin rostro, despersonificado. Y sigue siendo una medida de protección para ellosSe necesita que no haya justificaciones hacia los abusos, que no haya esa preferencia implícita a la palabra del acusadx. Se necesita una participación seria, contundente y real de las autoridades.

 VI.

Tras la viralización de #MeToo, surgió la respuesta masculina #ItWasMe, donde se responsabilizaban de los actos de violencia cometidos. No creo que se supiera hasta dónde llegaría, por eso mismo no hay que dejar que desaparezca sino darle un seguimiento e ir revolucionando cada uno de los procesos y fenómenos sociales que ha causado este hashtag. #MeToo sobrepasó la barrera de género y los victimarios también se expusieron, compartiendo historias sobre sus conductas agresivas. Creo que no fue tan efectivo como el anterior porque es más difícil reconocer tus propias fallas que las de otros. ¿Qué fue? ¿Una disculpa? ¿Una excusa? ¿Un reconocimiento de culpa? ¿Lo aceptamos? No tenemos por qué aceptar sus disculpas pero aceptar sus errores, sus crímenes, sus actos de violencia y terror es un paso para dejar de hacerlo, y creo que eso es importante porque si no dejamos a los hombres sanar, nunca dejaremos de vivir con miedo. Sin embargo, algunos testimonios masculinos robaron el protagonismo. Stole the show. #MeToo no era sobre ellos, era sobre nosotras. Era un espacio seguro. ¿Cuál es el otro lado de la historia? ¿Existe un tipo de justificación? El reflexionar y admitir también los abusos cometidos por uno, por lo menos abre la posibilidad de cambio personal. Pero el cambio de conducta tiene que existir de verdad porque si siguen igual entonces no tiene caso, ¿me entiendes?

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[1] Esta sección fue construida a partir de entrevistas realizadas a usuarias de Facebook que utilizaron el hashtag #MeToo. Las partes que se retoman de sus respuestas permanecen tal cual ellas las escribieron y se resaltan en cursivas.

Referencias

Kantor, Jodi y Twohey, Megan. “Harvey Weinstein Paid Off Sexual Harassment Acussers for Decades”. The New York Times. 2017. Web.

Park, Andrea. “#Metoo Reaches 85 Countries With 1.7M Tweets.” CBS News. 2017. Web.

Paullier, Juan. “#Miprimeracoso, el hashtag que hizo que miles de mujeres compartieran sus experiencias de acoso sexual.” BBC Mundo. 2016. Web.

Redondo, Mónica. “#MeToo, el hashtag para denunciar el acoso sexual después de Harvey Weinstein”. Hipertextual. 2017. Web.

Ximénez, Pablo. “Nuevas denuncias contra Harvey Weinstein se remontan a los años 70”. El País. 2017. Web.

Foto tomada de internet. Todos los créditos correspondientes a la imagen que encabeza el texto.

 

 

 

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