/por Frida Téllez/
El arte nos permite presenciar escenas surreales y cargadas de fantasía; sin embargo, también logra involucrarnos en un ambiente cotidiano como lo hace la fotógrafa italiana Tina Modotti, quien muestra la crudeza y la realidad de las calles, de la gente, de los movimiento y del caos. Esta es una invitación a conocer las entrañas del México Post Revolucionario de los años 20’s y 30’s, a través de su percepción motivada por ideales revolucionarios y progresistas, así como su carácter de mujer incansable y combativa. Hoy, que las mujeres se arman de coraje, es necesario recordar a figuras como Tina que hicieron visible su arte y convicciones políticas en tiempos donde estaba limitado a los varones.
Modotti nació en Italia, bajo el seno de una familia de obreros de escasos recursos. Desde los 12 años siguió el oficio de sus padres en una fábrica textil, pero debido a la crisis económica que atravesaba su país y a las malas condiciones laborales, a los 17 años emigró con su familia a Estados Unidos. Se abrió camino como actriz de teatro y de cine; y, por su peculiar belleza, se convirtió en modelo del fotógrafo Edward Weston, con quien mantuvo una relación amorosa. Fue gracias a su amado que ella empezó a interesarse por el mundo de la fotografía, y así, lo que comenzó como un pasatiempo, se convirtió en una verdadera pasión al pisar el territorio mexicano. Llegó en 1923, acompañando a Weston y huyendo del escándalo que su relación había causado, ya que él estaba casado. Al llegar se encontraron con un país parecido a un volcán en erupción, con caos y revueltas por todos lados, por lo que Edward huyó. Sin embargo, Tina se sintió fascinada y decidió quedarse.
En ese tiempo, México fue cuna de una nueva generación de artistas que hicieron del arte un espacio reivindicativo para el sentido nacional, fruto de la revolución y arraigado a la cultura popular y a la vida pública. Influenciada por ellos, Tina documentó con su cámara los lugares donde se vivía el folclore mexicano: las iglesias, las plazas públicas, el teatro y el circo, además de escenas populares, fiestas tradicionales y costumbres.
Sus obras fueron cambiando debido a aquellos ideales revolucionarios. Empezó a involucrar temas como las revoluciones mexicana y soviética, o la representación de la naturaleza y el campo; influida evidentemente por el movimiento muralista de Rivera, Siqueiros y Orozco. También, imprimió su propio estilo y pasión motivados por su ímpetu revolucionario, por su pasado como obrera, y sus ideales progresistas que la involucraron en la causa comunista-sindicalista. Por ello, en sus fotografías podemos encontrar escenas de huelgas de obreros y también instrumentos alusivos al trabajo de campo distintivos de sectores populares como: machetes, palas, cananas y sombreros de campesinos.
Se involucró también en la representación femenina y su condición social, ya que retrataba los rostros dolientes de mujeres indígenas, la maternidad, la infancia en la pobreza y la vida en el campo. Adentrarse en la fotografía de Tina es embarcarse en un viaje sumamente cautivador, realista y nostálgico, que representa el sentir del pueblo de aquel entonces.
Esta fotógrafa italiana fue parte esencial de la generación de artistas que se posicionan como actores de la política, y una mujer adelantada a su tiempo que hizo de su cámara un arma para mostrar la realidad del país. En otras palabras, Tina nos recuerda que el arte es valentía, es revolución y combatividad; y nosotros, como parte de la sociedad, tenemos el compromiso de ser personajes activos y mantenernos combativos, rebeldes apasionados, Tinísimos.
Bibliografía
Maricela González Cruz Manjarrez. Tina Modotti y el muralismo, un lenguaje común. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas: Volumen XXIII, número 78, año 2001
Gallo, Rubén. 2001. Máquinas de Vanguardia: Tecnología, arte y literatura en el siglo XX. México: CONACULTA
González Cruz Manjarrez, M. Tina Modotti y el muralismo, un lenguaje común. Anales Del Instituto De Investigaciones Estéticas, 23(78). 2012
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