/por Natcisa/
Son tiempos abrumadores. Cualquiera puede darse cuenta que estamos viviendo una época que nos afecta tanto física como mentalmente. Sin embargo, algunos de nosotros no estamos viviendo, sino sobreviviendo. Así ha funcionado el mundo desde sus inicios. No todos viven de la misma manera, se enfrentan a las mismas situaciones o tienen la misma fortuna. Y no todos estamos al tanto, siendo irónico que en una época con tanta tecnología, estemos aún desinformados.
Sabiendo que terminaría con un mal sabor de boca, decidí buscar qué estaba pasando con las mujeres a nivel mundial. No me sorprendí al encontrar la cantidad de noticias sobre mujeres violentadas, torturadas y asesinadas en los últimos meses. Y mi reacción me incomoda, porque no debería ser común toparse con dicha información, ni debería estar normalizado que nuestros nombres encabecen noticias atroces. Feminicidios en todo el mundo. Incremento internacional de violencia hacia la mujer e intrafamiliar o doméstica. Tráfico de personas. Campos de concentración de Uigures en China. Abortos forzados en Corea del Norte a las mujeres que quisieron escapar del país.
Me sentí tan abrumado que no sabía de qué hablar. No lograría tocar todos los temas en una sola columna, mucho menos sería capaz de comunicar tanta atrocidad. Decidí centrarme en nuestro país, pues siguen habiendo en promedio 10 feminicidios al día. Sumándole la pandemia del COVID-19, México parece gritarnos en la cara: «¡2×1 en pandemias para la mujer! ¡Compre sin siquiera salir de casa!».
Suponíamos que al comenzar la contingencia, la violencia de género y la doméstica incrementarían. A principios de la cuarentena, me parece que en abril, escuché en la radio un comercial sobre violencia doméstica que mencionaba a dónde llamar en caso de emergencia. No estoy seguro de si el comercial siga pasando, pero supuse que más información tanto del COVID como de la violencia hacia la mujer sería puesta al público. Parece que me equivoqué un poco y una noticia opacó a la otra, haciéndonos olvidar que no todos los hogares son espacios sanos y no todas las mujeres ni los infantes tenemos asegurados protección.
Sobre esto, según datos del boletín “Cuatro meses de confinamiento por COVID-19 y las violencias contra las mujeres, niñas y niños continúan en aumento”, emitido este 23 de julio por la Red Nacional de Refugios (RNR), antes de recurrir a la RNR, 2 de cada 10 mujeres habían acudido a otra institución sin recibir ayuda. Asimismo, no todas las instancias gubernamentales están funcionando, y las que sí operan, están desinformadas y por consiguiente desinforman a quien solicite ayuda, pues incluso comunicaban que la RNR no operaba debido a la contingencia.
El dato más impactante en este informe es que el «81% de incremento en el número de mujeres, niñas, niños y adolescentes atendidos en comparación al mismo periodo en 2019» (1), dándonos a entender que la contingencia sólo ha logrado elevar este tipo de violencia, orillando a las personas a recurrir a los Refugios para salvaguardar su integridad. Y los 69 espacios brindados por la RNR se encuentran a tope, operando con bajo financiamiento, puesto que en abril, «el gobierno federal [retuvo] los 405 millones de pesos [de su] presupuesto anual» (Castellanos párr. 2).
Realmente parece que esto no le importa a nuestro gobierno. No sólo no difunde la información necesaria, sino que impide el pleno funcionamiento de aquellas instancias que aún son un lugar seguro para las víctimas durante esta contingencia. Es más, nuestro presidente ha negado que la violencia hacia la mujer haya incrementado debido a la pandemia.
Al hablar de la mujer mexicana necesitamos también tener en cuenta a la mujer indígena. El acceso a la información y a los recursos de ayuda para este sector de la población siempre se ha visto limitada por parte del gobierno, eso no es novedad. Aunado al mantenimiento de la cifra de feminicidios diarios, la mujer indígena también se enfrenta a la violencia y sobrecarga doméstica, a la desinformación, a la falta de trabajo y, hablando sobre las comunidades del sureste, a un posible desalojo en plena contingencia. Esta población no cuenta con la información necesaria para protegerse del virus. A pesar de que ya se transmite por la radio una Guía de atención en 35 lenguas indígenas, muchas comunidades ni siquiera cuentan con agua.
Además del problema de la RNR, también se vio perjudicada por dos decisiones políticas tomadas en marzo y abril: la suspensión indefinida del presupuesto para Programa de Derechos Indígenas a cargo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y la cancelación del presupuesto para las Casas de la Mujer Indígena y Afromexicana (CAMI). Sin estos apoyos, las mujeres indígenas se vieron afectadas de manera exponencial, sin refugio alguno y sin siquiera tener el apoyo mínimo para sobrellevar la contingencia y la violencia hacia la mujer. Afortunadamente, el mes pasado la Red de CAMI informó que obtendrían el presupuesto para el mes de agosto, y el 29 de julio se lanzó la quinta edición de la campaña #MujeresRurales, mujeres con derechos, la cual «busca reconocer el liderazgo, las capacidades y las necesidades urgentes de las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes ante la pandemia de COVID-19» (INPI párr. 3).
Estas noticias no compensan los últimos cuatro meses de peligro para las mujeres, mas intentan marcar una diferencia para bien. Me entristece saber que en esta lucha, por cada paso adelante que se da, se deben dar dos para atrás. La vez pasada dije que, como mujeres, vivimos en cuarentena desde que nacimos; ahora nos ofrecen una de más, pero el precio es más caro: no es dinero, sigue siendo la vida.
No puedo irme sin recordar el discurso de Rosario Castellanos Figueroa en el Museo Nacional de Antropología e Historia el 15 de febrero de 1971. Dicho discurso –y su trabajo en general– se reconoce como feminista, en donde Rosario denunció la vida de la mujer mexicana, recitando algunos versos de «Jornada de la soltera». Mi lectura sobre su poema me lleva a considerar a todas las mujeres como las solteras de las que habla, no por no tener pareja, sino por estar solas ante el mundo, sin apoyo alguno, pues ella gritó aquel día:
de [esa] mujer que grita en un páramo inmenso
en el que cada peña, cada tronco
carcomido de incendios, cada rama
retorcida, es un juez
o es un testigo sin misericordia.
Referencias.
Castellanos, Laura. “México Abandona a Las Mujeres Violentadas En Esta Contingencia.” The Washington Post, WP Company, 13 Abr. 2020, www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2020/04/13/mexico-abandona-las-mujeres-violentadas-en-esta-contingencia/.
Castellanos, Laura. “México Atropella Los Derechos De Indígenas y Defensores Ante El Coronavirus.” The Washington Post, WP Company, 13 May 2020, www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2020/05/13/mexico-atropella-los-derechos-de-indigenas-y-defensores-ante-el-coronavirus/.
INPI | Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. “Campaña #MujeresRurales, Mujeres Con Derechos Busca Empoderar a Las Mujeres Rurales, Indígenas y Afrodescendientes Frente a La Pandemia.” Gob.mx, 29 Jul. 2020, www.gob.mx/inpi/prensa/campana-mujeresrurales-mujeres-con-derechos-busca-empoderar-a-las-mujeres-rurales-indigenas-y-afrodescendientes-frente-a-la-pandemia-249101?idiom=es.
Observatorio Género y COVID-19 en México. “Feminicidios.” Género y Covid-19, 30 Jul. 2020, genero-covid19.gire.org.mx/tema/feminicidios/.
Observatorio Género y COVID-19 en México. “Mujeres Migrantes.” Género y Covid-19, 11 Aug. 2020, genero-covid19.gire.org.mx/tema/mujeres-migrantes/.
Red Nacional de Refugios A.C. “Boletín Informativo Cuatro meses de confinamiento por COVID-19 y las violencias contra las mujeres, niñas y niños continúan en aumento”, Red Nacional de Refugios, 23 Jul. 2020, drive.google.com/file/d/1bQLKiH8jxhs-TyLONc0GbuwR8Yg_qzCG/view.
Imagen portada: Eduardo Verdugo/Associated Press
Los textos así como su contenido, su estilo y las opiniones expresadas en ellos, son responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la opinión de la UDLAP. (Para toda aclaración: esporarevista@gmail.com).
