A través de mis lentes

La morra de los plumones

/por athena/

 

Recuerdo que cuando era pequeña mi parte favorita de volver a clases era ir con mi mamá a comprar las cosas que nos pedía la escuela. En primaria daban una lista de los materiales, ya después era más bien a gusto de cada uno. Mi lapicera siempre estaba llena con lo esencial. Antes de que existiera esta figura de la “morra de los plumones”, si no mal recuerdo, era más común la chica con la papelería en su mochila. No era cuestión de tener una colección de stationary por el estilo, sino de tener casi todo lo necesario en la mochila. Esa persona a la que si se le pide algo prestado, de seguro lo tiene. Yo era de esas chicas. Ya en secundaria le bajé un poco, solo me quedé lo que realmente necesitaba. También ayudó que los maestros ya no fueran tan estrictos. Tres años después, en la prepa fue todavía más simple. Mi lapicera era más pequeña y ligera. Para este punto ya iba entendiendo qué me funcionaba más para tomar apuntes y después estudiar. Ahora en la universidad, pareciera que estoy muy alejada de este concepto porque nada más llevo una libreta, una pluma y mi computadora. 

 

         Como dije, cuando estaba en la escuela sí había morras que coleccionaban plumones y le gustaba tener sus apuntes bonitos. Hoy en día se ha vuelto una especie de meme. Se les llama así a quienes les gusta el orden en sus apuntes, que están preparadas para un proyecto de exposición o creación y claro, tiene una colección de artículos de papelería. He visto algunas mujeres en internet decir con orgullo que ellas son o lo fueron, pero también hay personas que lo ven de manera peyorativa. Las llaman perfeccionistas por querer lograr una estética específica y mataditas por dedicarle tiempo y esfuerzo a sus trabajos cuando eso no tiene nada de malo. Cada quien tiene sus maneras y modos de trabajar. Si es necesario agregar un bonito encabezado, o secciones de colores para hacer un tema más interesante, no debería ser un tema de burla. El problema es cuando un concepto empieza a ser estereotipado; este se aleja de su centro. Eres la morra de los plumones porque te gustan como objeto y disfrutas usarlos, punto.

 

         Entonces, ¿por qué digo que este título me queda? Primero, lo que dije antes de que me gustan y tengo una pequeña colección que utilizo regularmente. De las características mencionadas (las buenas), no tengo otra. Actualmente, mi sistema para tomar notas es bastante sencillo en comparación a lo que se espera, en especial porque solo utilizo una pluma negra y de vez en cuando un color para resaltar aspectos importantes, conectar ideas o agregar notas. Para mí no funciona hacer apuntes inclinados a lo estético, ya sea con colores, figuras o dibujos, cuando hay una presión de tiempo. De no ser así, le pongo empeño a que se vea bonito, sin sacrificar lo práctico para memorizar y estudiar. Solo tomando en cuenta esto, podrá parecer que dejé de serlo hace años cuando salí de la ciudad costera para irme a la universidad, pero no. Soy la morra de los plumones con respecto a mi agenda. 

 

         Llevo más de un año haciendo bullet journal, el cual es básicamente un to-do list para la vida, es decir, una manera de organizarme mediante una libreta en blanco. Es completamente personalizado y flexible. Cada uno escoge hasta el más mínimo aspecto de su agenda con la idea de planear su día a día. Me sirve mucho con casi cada aspecto de mi vida. Si no me volví loca el marzo pasado, fue en parte por este método. Cada final de mes le dedico un día para planear el siguiente. Escojo un tema, una paleta de colores y dependiendo de la carga de trabajo un layout que me pueda servir. Saco mi colección, pongo una serie, y dejo que mi creatividad fluya. Es mi manera de desestresarme, a su vez de prepararme para el nuevo mes mientras disfruto de mi colección.

 

         En Pinterest, YouTube, e Instagram hay muchos usuarios que suben fotos de sus journals para dar inspiración a otros. Pero puede llegar a ser abrumador para algo que al fin de cuentas tiene que ser práctico. Hay de todo, desde quién construye su agenda en torno a los artístico con dibujos complejos, paletas de colores y demás hasta con layouts sencillos hechos de solo plumas negras. Para mí el balance está en tener momentos de creatividad una vez al mes, de modo que no me quita tanto tiempo, pero puedo utilizar mis cosas y ver una agenda bonita cada que anotar las lecturas de la semana, me hacen feliz. 

 

         Por más que me gusta ver videos de otra gente hablando sobre papelería, enseñando sus colecciones, creando y diseñando spreads para sus agendas, hay algo que me sigue haciendo ruido. ¿Por qué el hecho de que a uno le guste la papelería es cosa de morras? Primero, usualmente cuando una mujer disfruta tener cierto orden de colores o ayudas visuales, especialmente en educación superior o en ambientes laborales, se le infantiliza porque enseguida se piensa en la morra de los plumones de la primaria, cuando hay personas que trabajan mejor de esta manera y está bien. La creatividad se relaciona de cierta manera con lo sensible, por lo que pasa a ser un rol de la mujer. Desde pequeñas se nos crea una presión y una expectativa de perfección en este aspecto. 

 

          Por muy irónico que suene, dentro de lo creativo se nos crea una contención a la excelencia. Tan simple como querer tener un apunte impecable como los que ven el internet, aunque no salga natural. Eso se espera de una niña, mientras que de un niño no. Incluso con la letra se espera que la del varón sea desordenada y cuando no lo es, se le dice que “escribe como niña”, como si fuera algo malo. Estoy segura que en algún lugar hay un morro de los plumones que quiere hablar de las últimas washitapes que compró, pero de seguro le han dicho que eso es para las morras, no para él. La papelería no debería tener género. Ella, él, elle, o como se identifiquen, pueden ser amantes y expertos de la papelería. No importa, todxs podemos ser lxs morrxs de los plumones.

 

Imagen: Unsplash

 

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